miércoles, 29 de octubre de 2008

Yo no creo en fantasmas pero…


3:30 a.m. Noche fría y tranquila. Hacia ya como hora y media que se había ido el último programador. De pronto Ricardo paró:
- Dios, como me arden los ojos, maldito monitor.
Y mientras se fregaba, levantó la vista y echo una ojeada alrededor:
- ¿Estaré solo? ¿Habrá alguien en planta baja? ¿Dónde esta el Mate?
Caminó torpemente hacia la cocina improvisada al fondo del amplio salón, llenó con agua la pava:
- ¿Y el fósforo? ¿Dónde carajos está el fósforo? ¿Para que diantre son programadores si no son organizados?, la re-contra mil p… que los p… RUBEEEEN ¿me prestas tu encended…? ¡Cierto!, estoy solo. ¿ehh?, ¿Qué hace la cajita de fósforos en la mesa de Rubén?
De camino a la mesa de Rubén siente escalofríos, como una suave brisa que recorre su espalda, pero los grandes ventanales están cerrados.
- ¿Entonces? – mira a todos lados vertiginosamente. - La ventana del baño, eso es, (suspira) ventana abierta, puerta mal cerrada, ¿Qué otra cosa podría ser?
Afuera, el viento silva entre los árboles del patio y de tanto en tanto sus ramas golpean los vidrios como pidiendo permiso para entrar.
- Es solo el viento, (piensa) de seguro mañana va a llover.
Pero, mientras vuelca el agua al termo, la ventana al lado de la cocina se abre de par en par, sorpresivamente.
- Rayos, casi me quemo (comienza a alterarse). Yo no creo en fantasmas, pero por las dudas…. voy a cerrar bien las ventanas.
Diez sorbos mas tarde, varias líneas nuevas de programación, en la total tranquilidad de la noche, la impresora numero 3; la planillera laser gigante, se enciende sola, los cartuchos se acomodan, se abre la bandeja de expulsión de papeles y comienza a imprimir sola. Ricardo no puede creer lo que ve, se acerca sigilosamente y descubre que se están imprimiendo unas estadísticas.
- ¡Cierto! (exclama), esta tarde escuché como el jefe le retaba a Luis por que aun no había terminado de armar esas estadísticas. Lo mas lógico, es que haya mandado a imprimir como tarea programada para estas horas, mañana viene temprano, junta sus papeles, arma la carpeta y queda como un duque… si, eso es…
Pero solo ocho minutos después, la impresora numero 1, la matricial, también comenzó a imprimir sola, esta vez, un viejo padrón, de hace ya un año atrás, de clientes que seguro que ya no existen.
- ¿Qué?, esto no tiene sentido…
A Ricardo ya le costaba concentrarse, cualquier ruidito lo alteraba. Era la primera vez que se quedaba fuera de horario, y de noche, y solo, para terminar su trabajo. Él ya sabia que esto lo hacían sus otros compañeros de trabajo de vez en cuando que generalmente coincidía con fines de mes, después de algunos gritos del jefe, bajadas de línea, y otras cosas semejantes cuando era imperante terminar una tarea. Claro, que siempre se avisaba, se pedía permiso, y se registraba en un libro de actas, después de todo, de noche siempre quedaba un guardia.
- ¿Está dormido el guacho?, ¿Qué clase de guardia es? ¿y si bajo a despertarlo?, nooo, pobre policía, anda a saber todo lo que tiene que trabajar y encima yo le jodo. En fin…
De retorno a su puesto, Ricardo nota espantado como la computadora de su compañero de al lado se enciende sola, y comienza a trabajar, sola, si leyó bien, sola. Dotado de un WinXP, se abre el menú principal, el mouse va hasta “Todos los programas”, recorre el submenú y entra en Excel, después abre un archivo, y elabora formulas, finalmente inserta un grafico, minimiza el programa y de nuevo en “Todos los programas”, recorre el submenú y entra ahora en Word, donde empieza a escribirse sola el encabezado de una nota, de vuelta a Excel, selecciona el trabajo, y lo copia al Word, luego repite el proceso para copiar el grafico. El mouse ¿mágico? cierra Excel, lo guarda, minimiza Word, entra al FireFox, extrae una pagina del menú Marcadores, y lo copia al Word. A estas alturas, Ricardo, atónico, pálido y con comienzos de ataque de asma, toma el mouse: que siempre estuvo quieto; y lo mueve desesperadamente hacia todos lados, lo levanta, lo examina… y... nada. La computadora, dejo de trabajar, instantes después; sin que se mueva el mouse, el Word pide "nuevo documento" y en la hoja se escribe sola; en Times New Roman, negrita, color rojo: ¿Quién anda allí?
Ricardo, casi se cae del susto. La impresora numero 2 comenzó a trabajar, la puerta del baño golpeo la pared con fuerza. Ricardo tomó coraje, y escribió en el Word: ¿Quién es el gracioso?. Pero luego de unos segundos, la pregunta se repitió: ¿Quién anda allí? Ricardo insistió: ¿Quién es el gracioso?, pero solo consiguió un: ¿Quién anda allí? Ricardo recordó la romántica película Ghost la sombra del amor y salió apresurado del edificio. Ya era demasiado para él, con solo dos semanas de trabajo a prueba en una vieja y sombría casona, no había lógica que pudiera contra esto.

Bytes Extraviados

Notas del Autor:
Nota 1: la historia es verdad, aunque contada más dramáticamente, y los nombres fueron cambiados, por supuesto.
Nota 2: Ricardo, tenía 23 años, recién recibido de Analista de Sistemas, el típico súper genio encerrado con su computadora todo el día en su pieza, este era su primer trabajo y aunque su sentido lógico le indicaba lo contrario, no entender ciertas cosas lo dejó medio traumado el fin de semana.
Nota 3: En esa empresa, por política interna, nunca se apagaban las computadoras ni las impresoras, y en ellas, siempre había papel. Además, el sistema operativo de la red, era lento y con poca memoria, por ello, cuando se enviaba algo a imprimir sin especificar la impresora, el sistema operativo decidía cuando, solo que ese cuando podría ser mucho tiempo después; como meses.
Nota 4: Algunos de los programadores mas antiguos (si pongo viejos se ofenden) trabajaban desde su casa; a veces; usando un sistema de control de computadora a distancia, como los que suele explicar [486]
Nota 5: Y por último, Ricardo solo se traumó por un fin de semana, hasta que entendió, pero los compañeros de trabajo lo gastaron hasta fin de año.

PD: lo siento profesor, se que prometí no contarle a nadie “esta historia de terror de lo que le sucedió al otro profesor", pero ya ve, no se le dije a nadie, solo lo escribí en un blog.

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